jueves, 29 de mayo de 2008

Serena



Serena, Sirena,
ya sabremos salir del pozo.

¿Ves ese punto de luz?
Es el huevo luminoso
donde duermen nuestros sueños.
Seré nado y nadaremos
cuando suba la marea.

Sumérgete en mis brazos
si sientes que te mareas.

Merecemos mucho más
que meros sueños
pero serénate, Sirena,
serenados llegaremos.

Yo
soy
sincero
si te digo
que quiero
contigo subir
hasta el punto de fuga
donde trazamos nuestro sueños.

¿Ya viste que cuando cantas
sube pronto la marea?

Serénate, Sirena,
conserva la esperanza
y nadaremos abrazados
como espermas en pos del cigoto,
ese punto de luz
que se gesta en tu vientre.
Serenada lo verás.

Sirena, se sincera,
se congruente con tus sueños.
La tangente nos aleja
y nada haremos separados.

Somos seres escogidos,
lo saben tus ojos y tus senos
que sueñan con mis hijos.

Suerte y serenidad me faltan,
me falta fortaleza,
me falta la luz de tu voz.

Sin ti ya no se nada.
¿Sin ti hacia dónde nado?

Sirena no te sumerjas,
no me dejes a la deriva.

¿Sin ti a dónde he de llegar?

Se que decir lo tengo todo,
sin ti ¡ay! es decir no tengo nada.

¡Sirena, seré nada sin ti!

¡Sirena!...
Nada...
Nada serenada, sirena...
Nada...
Seré nada...

SirenArau.jpg


El 25 de noviembre del 2002 mi mujer me mandó a un lugar llamado La Chingada.
Llevaba varios días actuando muy raro, como si yo le fuera insoportable. Como yo no quería perderla, me dediqué a hacer una serie de payasadas que debí hacer antes de sentirla lejana y ajena, chingo de detalles que no tuve mientras estábamos bien, meras patadas de ahogado, la neta. El último fue llegar a su casa guitarra al hombro (¡sí, GUITARRA!) para cantarle ¿Dónde Pongo lo Hallado? del Silvio, rola que me había estado aprendiendo porque se la quería dedicar el 29 de noviembre durante cierto homenaje al Silvestre. El caso es que el 25 de noviembre llegué con Jezebel (mi lira) pa cantarle a mi Flaka. No me dejó. No me dio ni tiempo de despedirme, es más, ni se enteró para qué llevaba la guitarra.
Me hice el digno, tomé mis cosas y me fui (no sin antes decirle algo muy, pero muy feo que no les pienso platicar).
Con la desesperación escribí Serena y decidí estrenarlo en el mentado homenaje, manke ella no estuviera presente.
Sí estuvo, y también le canté ¿Donde Pongo lo Hallado? ganándome el coraje de los ke sí cantan porque... ya me estoy desviando, esta era una historia triste.
El caso es que el 29 de noviembre quedé de verme para un café con Jorge Casarín y el muy jueputa (bueno, eso no es nuevo) llegó con la Flaka a nuestra cita. Me reservé la mentada, revisé mis mensajes en el celular, se bajaron del coche, lo saludé, la saludé, él se metió por un café y ella me extendió un sobre revelados antes de que yo encendiera un cigarro y después de que me dijera que no podía fumar...
POSITIVO decía el mensaje en el sobre...

lunes, 26 de mayo de 2008

Pelo de Gato

Era la tercera vez que el diablito panzón se encontraba al pinche gato esperándolo en el cuarto del niño Santiago. Ya hasta sabía lo que el minino le iba a decir: Si me cuentas todos los pelos, dejo que te lo lleves. ¡Era el pinche colmo! La primera vez hicieron un desmadre todo el cuarto y no lo pudo ni tocar. La segunda lo agarró tras un chingo de arañazos marca gato, pero no alcanzó a contar unos 1357 pelos de la cola cuando se despertaron en casa y ya no pudo seguirle. Pero ahora… (inserte aquí la risa macabra de su predilección)… ahora venía preparado… traía una rasuradora eléctrica y una lata de sardinas. ¡Ya no iba a ser la burla de todos en el Infierno! Después de dos que tres gatazos y diablazos ¡Aguanta! le gritó el diablo mañoso al mañoso gato y abrió la lata. El gato lo miró al diablito desconfiado, miró la lata desconfiado, se acercó desconfiado, la olió desconfiado y se la comió con confianza. La neta, la neta, es que tenía hambre y jamás de los jamases en todas sus gatunas vidas, su familia humana le había dado un tamaño regalote. Y monchis, monchis, el gato se comenzó a zampar la sardina y cuando iba como a la mitad, el diablito, ¡ínguesu! que lo pepena bien del lomo y bzzz que lo rasura todito. ¡Tómala, pinche gato pendejo! ¡No tienes ni un pelo! El gato lo miró encabronado, pero nomás le preguntó ¿Seguro? ¿Seguro que no tengo ni un solo pelo? El diablito le revisó el lomo pelón, la cola pelona, revisó enterito al gato pelado y cuando lo miró a la cara se dio cuenta… Le contó los bigotes y por puro gusto se los arrancó uno por uno. El gato pendejo se sintió mal, jodido, turulato, apendejado, encabronado y, por si fuera poco, feo. El diablito lo sabía y le dijo ¡Ora sí, pinche gato feo! No te queda ni un solo pelo. El gato triste y emputadísimo le preguntó de nuevo ¡Seguro, cabrón? Y el diablito triunfal y orgulloso como diablo: Segurísimo, pinche gato pelón. Entonces, el gato se empezó a retorcer y como a convulsionarse. Aj, aj, aj, le hacía el gato desde la garganta y el diablito pensó que ahí mismo se le moría, que en cualquier momento iba a echar las tripas por el hocico, que de plano se iba a voltear todito. Pero nel, el gato nomás echó tosiendo una bola de pelos gatunos con baba gatuna y olor a sardina de lata. El diablito miró con asquito esa especie de caca al revés y le mentó su perra madre al gato que ya estaba terminando de echarse la sardina de la lata. Si los cuentas te lo llevas, le dijo al diablito y se trepó a la cama para acurrucarse a los pies calientitos de Santiago. Pinche gato mamón, le dijo el diablito que nomás tocó la bola de pelos y se guacareó peor que pedo mezcalteca jurando no vuelvo a chupar. El gato se quedó jetón y el diablito... el diablito se fue a molestar a un niño con perro.

martes, 20 de mayo de 2008

Té de Ti

Quisiera vivir bajo el reloj de tela
que marca las once cero cuatro de tu cóccix
y chupar el vinagre de esa esponja
si nació para acogerme
y bienvenirme.

Como a mi lengua
que se limpia las papilas
en la tela,
en la esponja,
y se viste de ella
para ser mordidas
por tus labios.

Si desprendo el reloj
sobre tu popa
no será tan sólo
para inhalar tus vapores,
también leería como el ciego
el afeite de tu vello
desvelado.

Con un francés te dilataría
para sumergir la esponja
en tu hueco
hasta empaparla toda
de tu zumo.

Con los dientes y calma
cosecharía de tu interior
esa bolsa de té de ti
y la colgaría sobre tu boca
escurriéndose como reloj de agua.

Después te alimentaría
con la esponja bañada de tu licor
para que lo pruebes
mejor que entre tus dedos
manchados de ganas en soledad.

jueves, 8 de mayo de 2008

¿Qué Haces Allá Arriba?

¿Qué haces allá arriba,
niña, te vas a matar!


¿Qué más podía pensar
al ver a la angelical criatura
izada en un extremo
de la estructura tubular?

¡Baja inmediatamente
ese no es lugar para ti!


Pequeña, puedes lastimarte,
rasparás tus rodillas.
¿Quién limpiará tu sangre?
¿Quién curará tus heridas?
Pero lo más importante:
¿quién besará tus mejillas
cuando rompas en llanto
sin madre y sin caricias?

¡Pero, bájate pronto,
tú no eres una bandera,
entiende que no es tu lugar!


¿Dónde están tus muñecas?
¿Qué has hecho de tizas y tejas?
¿Qué clase de juego es ese?

Ese no es sitio de niñas bonitas;
y tú, mi niña, eres muy bonita.

Cuando yo era pequeño
adoraba esos juegos tubulares
donde los niños colgados
jugábamos como changos.

A veces me quedaba parado
intentando mirar
con morbo infantil
los calzones de las niñas.

¡Por favor, bájate pronto!

Se que no me escuchó,
era mucho el ruido alrededor,
pero comenzó a descender
de aquella estructura vertical
haciendo gala de equilibrio
y el dominio de sus piernas.
Descendió trazando en el aire
una perfecta espiral.

Yo la miraba asombrado
cuando al llegar al suelo,
con un guiño y una sonrisa,
me arrojó su mojada tanga;
y moviendo las nalgas
caminó desnuda
hasta el centro de la pista,
donde continuó bailando.





Está basado en una historia real.
Estábamos el Neftalí, Andreu, Casarín y YoMero Simpson pensando cómo celebrar el 15 de septiembre y decidimos hacer algo ke no habíamos hecho nunca juntos... después de meditar si nos íbamos a misa o a un partido de futbol, decidimos irnos a un teibol.
Casarín invitó con dinero mal... bueno, quienes conocen a Jorge ya saben de sus métodos para conseguir dinero.
El caso es que entre los gritotes característicos de un pelódromo salió una nena con carita de chamaca de 15 y pechos de chamaca de 15, pero un culo como para echarse una jetita (después del palomazo, claro)

Obviamente ni me acongojé ni sufrí, yo estaba viendo chiches, nalgas, tangas y disfrutando sanamente de la tertulia; pero después se me hizo chido el experimento de jugar con la onda de la estructura tubular y recordar las changueras donde jugaba con mis primates y carnales de sangrita afuera de casa de mi abuela.

Por cierto, ese día el Nafta se puso tremendo tapón de Ron Caswey que perdió el celular y un boletito para un privado.¡Ah, pero eso sí, se chingó el pantalón sangrado del chocho de una teibolera... todos recordamos con un poquito de asco cuando el animalón regresó de su private chupándose los dedulces.