miércoles, 26 de julio de 2006

Canción de Cuna para Cuarteto de Indigentes

(Originalmente publicado en Piroglosa para Trovadictos.com el 26 de Julio del 2006).

Hace un par de meses llegaron mis padawans, el Nery y el Duke, con una rolita que andaban trabajando y buscaban mi aprobación. Así que me puse mis gafas para leer (jajajaja, gafas, hoy es de esas palabras que me hacen reir: gafas, jajajajaja), me acerqué el bastón de los chingadazos (shsh, shsh, tranquila, la banda: hay que reconocer que Lukas Trotacielos no hubiera derrotado a Darth Sidoso si Yoda no le hubiera dado sus catorrazos; sin los mandarinazos de Chirowan Kenobi, Anakín hubiera sido nomás un mocoso caguengue y… bueno, creo que el punto ha sido demostrado, la defensa descansa, su señoría). Luego de chutarme unas rimas predecibles en una historia sin historia y una lista de cosas que pasan (como Sabina, pero en culerísimo mal plan) y un final tipo Desperate Housewives (pero sin el suspenso, nomás sin final), me los regañé con un silencio manchado, ni el bastón utilicé. Ávidos de una respuesta me contaron cómo la hicieron (cada uno ponía un párrafo) y qué querían decir, porque el texto no me decía ni madres. Fue cuando el Nery me explicó el primer párrafo:
La rueda corre sobre el banco de nubes
que sirve como tapadera
para la masturbadera del cielo.


Pues bien, querido lector, quizás ya has comprendido lo que mi chamaco quería decir con esto, pues es de todos conocido que entre nosotros el pendejo soy yo, así que bien podrías saltarte hasta el párrafo siguiente. Pero si andamos en el mismo nivel de pendejez, seguramente te servirá la explicación que me dio el Nery: "La rueda es la luna (bueno, esa no estaba nada difícil). El banco de nubes que sirve como tapadera se refiere a las nubes que cubren el cielo (bueno, esa tampoco). La masturbadera del cielo quiere decir que las estrellas parecen semen esparcido en la noche"...

Ahí fue cuando me quedé atónito (¿ven? ¡también sé utilizar palabras de escritor!), el pinche Nery había comprendido un poquito del espíritu roñoso (simón, esa pendejada pensé). Para quitarme el sabor de pendejez que me había quedado, le pregunté al Duke si había entendido eso, nel, también necesitó de la explicación de su compa; le pregunté a Mine (mi padawan estrella) y también necesitó la explicación; le pregunté a mi mujer y estaba igual. Así que esa preciosa imagen no había sido malentendida por la mente obtusa de este tecleador (alguna vez les hablaré de mi mente obtusa y mi pensamiento paralelo), así que la comenzamos a considerar una excelente imagen que no podía subsistir por sí misma, una buena idea echada a perder.

Me explicaron el resto de la rola y, para dolor del Duke, apestaba, pero no con ese formidable hedor que acompaña las rolas del Mastuerzo, no, apestaba a fresatekieromilnuncacambies. Así que me decidí a convencerlos de rescatar esa imagen, que le dieran sustento y la hicieran clara. Les propuse que la trabajaran entre ellos y la tallereáramos los tres. A esto siguieron los porsupuestos, los clarokesís y los comonós, pero nunca lo hicieron.

El plan de trabajo consistía en sustentar quién se podía echar una mequeada tan de no mames que es la verdadera causa de las constelaciones. El primero que pensamos fue Dios, pero en realidad no lo queríamos invitar a nuestra orgía, así que seguimos pensando. Ahora bien, "seguimos" es un eufemismo, pues aquellos dos nunca hicieron ni madres, el único que parecía interesado en rescatar la imagen del Nery era Yomero Simpson.

Les regalé un concepto para continuar la rola e incluso para presentarla en el escenario y nomás no hacían nada. Les regalé el primer párrafo y continuaron criticando al pasto (en honor a la verdad esa es otra imagen de su rola y espero que, tras leer esto, la trabajen). Así que terminé escribiendo una nueva rola.

La llamé Canción de Cuna para Cuarteto de Indigentes y, como dice el Delgas del Breñal, no es una crítica, es una burla.
Ahí les va:


Canción de Cuna para Cuarteto de Indigentes

Cuando el nene luna dice es hora de dormir
bosteza y se acuesta en el cielo,
se rasca la entrepierna y si encuentra una erección,
la agita y salpica a la noche,
emula en las estrellas la venida del Señor,
se limpia con su nube de guerra.

Luna es un travesti muy gordo,
con la carita herida por las marcas del acné,
si lo ves de lejos se te antoja
y matas a un cochino pa' sacarle los 500
que Luna te pide por hacerte el favor.

Y sin embargo otros se enamoran,
la idealizan, le creen fiel, buena persona,
la mamá pa' sus chamacos,
la del sexo apretadito,
la Julieta de su amor (sigh).

Y le escriben sonetos,
algunas cancioncitas
con rimas bien bonitas,
de historias bien portadas
en círculo de Sol.

Le llevan serenatas,
le cantan a la Luna,
le ofrecen las estrellas,
casita con jardín,
la lluvia de sus ojos,
12 flores, muchas cartas,
con sus sueños extraviados,
amenazas de suicidio
¡y también!
y también su corazón.

Y mientras los poetas
comienzan a trovar,
Luna se dedea y eyacula en La mayor.

Cuando el padre Luna dice es hora de dormir,
nosotros nos echamos en el suelo,
nos rascamos los tanates,
nos cogemos la erección,
la abrazamos y ensuciamos nuestros dedos.
Como estamos jodidos, no tenemos pa'l papel,
nos limpiamos los mecates con sonetos.

Mauricio Jiménez
(cc) 2006

Ya tenemos la melodía, el Nery y el Duke quedaron en poner el resto de la música. Sin embargo, la estrenamos el pasado viernes 7 de Julio en el tokín del HACS, así, pelona, a capella, tres brutos en el escenario (simón, como cuarteto incompleto) haciendo malos chistes estilo Les Luthiers, pero sin el estilo y con el tremendo nerviosismo de mis padawans por estar en un escenario del DeFectuoso frente a la banda roñosa, pero nos quedó chida. Los apestosos nos aplaudieron, el público despistado que nomás iba por un café ponía caras de ¿dondestoy, we? Así que nomás puedo decir que fue un éxito, he escrito mi canción definitiva.

Mauricio Jiménez Montero
(que dice que no sabe qué chingados hacer con la puta risa)

canción_de_cuna_3.JPG
Morocco, el Duke y el Nery
estrenando Canción de Cuna para Cuarteto de indigentes.

martes, 28 de febrero de 2006

Las Moroaventuras en el De eFe

(Originalmente publicado en Piroglosa para Trovadictos.com el 28 de Febrero del 2006).

Viene de: Al Carajo
En la última entrega de su Pironovela favorita nos enteramos cómo nuestro héroe, el Morocco, se plantaba frente a su patrona y le pintaba cremas para escaparse de la panza del monstruo Telerisivo que lo tenía cautivo con grilletes en forma de cheques y cadenas un poquito más caras que el salario mínimo.

Desde entonces nuestro galán se desligó de su cibervida nomás por ser pobre y no tener una jodida computadora, pero como exclusiva para esta columna (hasta que alguien la copie y la pegue en su blog) he aquí la siguiente entrega de Las Moroaventuras en Chilangotlán de las Garnachas, así que recapitulemos:

Tras dejar su cómodo y huevón empleo, el Moromiau se retachó a su cómodo, huevón y prestado cantón en Coyoacán dónde lo esperaban sus viejas siempre amparadas por la madre/abuela que ya no sabía qué hacer con el haragán de su yerno porque nomás bastaba con que se descuidara poquito y ya se ponía a escribir sus poemas con la sopita de letras que le servían y que, por si fuera poco, estaba estancado en un trabajo que no le daba pa' cuando llevarse a su familia de ahí. El Mau, enterado de esta situación de malquerido, le lavó el coco a su mujer para convencerla de dejar la comodidad de Coyoacán y probar suerte solitos, en familia de a tres, bajo el amparo de la Nativitas, ocupar la casita descuidada dónde vivió la abuelita de su Blancanieves rizada y vivir arrimados al recuerdo y los fantasmas, "porque a los vivos les apestamos el café". Y así, deschambados, la Flaka, la cachorrita y el Morogro empacaron sus pocos bienes materiales y su mucho amor para emprender el éxodo del sur de la ciudad a un poquito menos al sur de la ciudad.

Antes de moverse había cosas que hacer, nimiedades como poner guapa la casa, hacer que el baño funcionara, correr a las ratas, etc. Así que nuestro poetoide consentido hizo un llamado a su banda chilanga para que le hicieran el paro (sin albur esta vez), pero casi nadie respondió. Unos de viaje; otros, exiliados; el resto, ocupados. Pero de dónde menos se espera te abren las puertas y se apareció el Abdiel Enar con un Ricitosdeoro marca Grisi llamado Adrián Givaudán y juntos le dieron talacha al cantón y ¿por qué negarlo? Se pusieron guapos con las primeras botellas finadas en el lugar después de algunos ayeres sobrios.

Apenas se convirtieron en vecinos de la Portales y que se les aparece un ente jarocho, Genaro Patraka, el poeta mecánico (pero no vaya uste' a creer que es por surrealismo académico, ¡no!, es por surrealismo urbano, pues cuando la poesía no le alcanza para apaciaguar la tripa, el Patraka le afina su carro y se lo lleva por las calcomanías de la verificación, esas que le dan permiso a uno de circular por las apestosas calles de la Mexicocity). Genaro, al ver la soledad en la que vivía la pobrecita niña solitaria, alias: la Diampira, se decidió a no dejar de visitar a la familia para gorrearles el café, cooperarse para las quesadillas y enseñarle a dejar de balbucear a la fruta del árbol Moronthia. Se hizo buen vecino, platiquero chingón, tutor de la IJ y siempre llegaba en bicicleta a la casa, con queso o pancito para cenar.

El nido de los Moronthia era bonito, extremoso con el frío que se quitaba con piel y el calor que se olvidaba con la misma. Cuando los visitantes llegaban, luegoluego se ponían a adivinar el jeroglífico de letras y símbolos que adornaba todo el chante y que estaba armado con poesía amiguera, de la rica, de la cálida, cariñosa y cachonda. De la A a la Z, ahí se leían los amigos.

Se preguntará el respetable: "¿Y de qué vivían? Porque aun las niñas hermosas como las viejas del Mau se avientan sus cacas y para eso hay que darle alimento a la panza". Eso es muy simple, querido lector: Apenasvivián de poesía. Nuestro nosiempreaventado héroe, hizo su orgullo cachitos de chocokrispis y esa fue su primera cena, aderezada con leche, claro está. Lanzó la primera edición de Los Melcochoros de la Ruta 1 y 2 (disponibles en La Tortillería Editorial) y con esos libritos se aventuró al Santo Oficio del talón literario. ¿Dónde? En los peseros del defeño. "¿Me da chance de echarme un poema?" A veces no, muchas veces sí. Hoy Todo ha Salido Mal y Mi Reina se hicieron estandarte y les dio para malcomer por un ratote. Nunca faltaron huevos en la casa. Esto era muy necesario porque la pobrecita niña solitaria ya se había acostumbrado a comer tres veces al día todos los días.

Durante sus horas de talón, el MJ se fue haciendo "el de los poemas" para los de los peseros, quizás molestia para algunos pasajeros y compita de colegas del talón como un par de chavitos que ensuciaban el cofre y limpiaban el vidrio de los coches en la esquina de Av. Universidad y Eje 7. A estos morritos los conoció mientras se echaba un cigarrito sentado en un parabús. Uno de ellos corrió echo la duro y feliz por haberse podido comprar su supercongelada de a doscincuenta y uno de esos muchos conductores ojetes que no les gusta frenarse como Dios y la Ley mandan, sino que prefieren probar la efectividad de los frenos de su nave a pocos metros de estrellarse, le dio un lleguesín al chavito que cayó herido al pavimento. El Moro aventó su cigarrito y corrió a ver si el morro estaba bien. Sí, sólo un sustote y raspones. El agresor huyó en su jettablanco en cuanto tuvo chance y otro morrito se acercó. El lastimado al ver que su carnala también se acercaba, le dijo al barbarrojas Mau "Señor, no le diga a mi hermana lo que pasó, si no, le dice a mis papás y ya no me dejan venir a trabajar". El Mau confundido esquivó el interrogatorio de la escuincla y le echó la culpa a la calle culera que tiró a su hermanito. Sacó su botella de agua y le ayudó al chaval a lavarse las heridas mientras este compartía su supercongelada con sus compitas. Pero la hermanita era toda una loba de calle con 9 años y no se tragaba el cuento del Miau que esquivaba las preguntas con un efecto matrix en cámara lenta y le dio un giro a la conversación invitando al kindercalle a la otra esquina dónde les compró unas tortas, y con ellas el silencio de la suspicaz chavalita. Ahí se enteraron los chamacos que el Moro era poeta, les echó un choroescuincle que les dio risa (sí, Hoy Todo ha Salido Mal) y se enteró que nomás taloneaban los fines de semana, que entre ella iban a la escuela y hacían la tarea mientras que los que taloneaban eran los papás y que si los fines de semana, dejaban de hacerlo, no podrían comprar sus lápices y colores para la escuela y los correrían y tendrían que talonear también entre semana, como sus papás. Los morritos se fueron con las panzas llenas de torta y chesco y las manos llenas de un librito. El Mau se fue con tres compitas nuevos que cada vez que lo veían en la ruta le decían "Adiós, poeta". Mote que le queda grande y cabezón.

En la ruta, el Morocco se ejercitaba. Había micros que siempre lo dejaban a uno en el lugar más incómodo para tomar el siguiente, así que ejercitaba las piernas. También había reinitas de la ciudad que se alejaban rítmicamente o reinitas de los peseros que ofrecían show con su rico escote, así que también ejercitaba los ojos.

Pero no todo fue siempre tan chido. Una vez había una especie de retén en la ruta. Detuvieron al conductor y le pidieron sus papeles. El poetoide siguió haciendo su chamba, mirando a los oficiales, consciente de que nadie lo pelaba, todos eran ojos y oídos para los pitufos. En eso, uno se le quedó viendo a nuestro héroe, se trepó al micro y le preguntó qué hacía: "Trabajando, señor, soy poeta y vendo libros". Según se enteró, habían estado robando micros en esa zona y él era el sospechoso perfecto: un vago vestido de negro. Por toda respuesta el Mau emitía un "Soy poeta, soy poeta". Cuando lo treparon a la trulla "Soy poeta, soy poeta", cuando lo llevaron a la Dele "Soy poeta, soy poeta", cuando llegó el psiquiatra "Soy poeta, soy poeta". Por eso lo hicieron huésped del Pabellón Holanda.

En el Pabellón organizó unas revueltas bien chacareras con el simple objetivo de hacerse el huésped de El Huésped, quién lo había invitado a tomarse un café con la oscura intención de sacarle una entrevista. Al final de la entrevista, El Huésped le dijo al Mau que alguien lo había venido a visitar para sacarlo de aquí, era Jorrick, "el héroe de la película, papá", que había sido contratado por la Flaka para sacar a su pioresnada de aquel antro de perdición con colchones por doquier (en realidad no hemos querido averiguar cómo le pagó por sus servicios en tiempo de crisis). Jorrick, le extendió la mano al Huésped para que se fuera con ellos, pero este se negó, el Pabellón era su casa y el mundo, como dijera Discépolo, una porquería.

Regresó a su casita a tiempo para comenzar a preparar su festejazo de cumpleaños y se organizó una función por el oriente de la Cd a la que le cayó la banda de siempre con el pretexto de siempre, la palomita y las chelas. Como era de esperarse, terminaron en el cantón del pirogloso escupiendo rolas y eructando poesía. Transcurría la noche entre canto y chela cuando a medio acorde del Pablo Muñoz se apareció por la ventana el Ogrosaurio – vecino de los Moronthios y tío de la Flaka – diciendo: "Fi fai fo fud, aquí apesta a juventud". Lo cual pudo haber sido desmentido velozmente por la presencia de Alias el HACS, pero nos cogió desprevenidos a todos (de hecho se cuenta que Pablo aun se despierta en las noches temblando y alejó su cama de la ventana por miedo a que se le aparezca de nuevo el Ogrosaurio). El ruco se puso muy pedero, alegando sus horas de sueño perdidas y la inconsciencia de los apestosos vecinos que tenía. Ya se iban a poner en el plan de "ps qué, pinche ruco, ¿a poco usted no hizo locuras?" Pero el agresor agredido se dio a la fuga en el plan de "ya hice llorar a la Flaka, ya me puedo ir". La banda se alineó con los Moronthia: "Ese puto no tiene derecho, a ver que intente correrlos el muy muy". En ese momento no hicieron nada, les dieron razón a los compas para que siguieran en el desmadre cantando por lo bajito, pero la feliz pareja se sabía con la batalla perdida… El muy hijo de la chingada del tío hace años que les quitó a sus hermanas el derecho a legar sus propiedades poniendo todo el predio a su nombre. Sí, con la mano en la cintura el Ogrosaurio podía dejar a la pobrecita niña solitaria sin techo.

Aturdidos, con su más grande logro en la cuerda floja, el Ogrosaurio apestando los ojos, la falta de un ingreso fijo, el sustento incierto, la niña creciendo y la ciudad cada vez más ojete, los Moronthia decidieron emigrar. Dolor en el corazón chilango del Morocco, pero la vida es más tranquila en provincia, la calidad de vida para la cachorrita podría ser mejor. Envolvieron sus cosas, empacaron el orgullo y se mudaron al estado con forma de Ferrioni para olvidarse por un ratito del miedo a no comer.

Así que el Morocco ahora anda aventando sus letrinas desde tierras panistas, buscando pedos por su literatura antimochos y molestando los oidos del respetable irrespetuoso que se espanta por un simple "pendejos".